no una simple jugarreta de un grupo de señores barbones y mal olientes, que sentados en torno a una mesa por los siglos de los siglos planifican meticulosamente cada paso de este ser. el macho alfa por definición, fuerte, más masculino que el más culino, dueño del rayo y el perejil, señor del agua y las piedras, las estrellas, las tres marías, las osas mayores y menores. también del volcán, que dejo de erupcionar hace 10 millones de años e incluso así, no logró formar más que una isla toda cagona donde no crece ni un puto rábano.
y así nos vienen vendiendo hace milenios su mercadería de santos de baquelita decorados con bisutería barata y vírgenes de papel maché, endemoniadas en el intento de demostrar su casta y pura concepción de ese hijo barbón y cuadrado, no rubio y flaco como el de la tele, pero igualmente nacido de un útero indemne y sin estrías. ese que hace ver a los ciegos, cura de una pasada a los leporosos y a escondidas hace el amor con maría la magdalena, la misma por la que llora como condenado a la horca todas las veces que lo deja por otro que pague con moneda contante y sonante sus servicios de amante en llamas.
tus predicas no sirven pal pan jesús, a lo más sirven de consuelo de tontos, como esos doce pelotudos que te siguen a donde sea que vayas y que tarde o temprano van a descubrir tus trucos de mago roñoso de feria pobre y te las van a hacer pagar todas, toditas todas.
porque la mentira revuelve las tripas, señoras y señores, todo comienza despacito y se transforma lentamente en una bola de nieve gigante y sin control, que rueda cuesta abajo en la rodada. tal como dice el tango, ese que canta el otro dios, carlitos gardel.
y el alma se les fue pudriendo de tanta historia que inventaron para engañar a los niños y a los grandes que alguna vez fueron niños y a los viejos en los que se terminaron por convertir, chuparon tanta tinta que la bilis se les puso negra y la sangre también, sin remedio, ni cura posible.
la historia se les fue de madre y así fue como comenzó la matanza.
cuando dejamos de creer sus cuentos de engañabobos, nos comenzaron a castigar a fuego lento y a filo de navajas nos dejaron sangrando hasta morir con las venas huecas como a un cordero, ese que ellos mismos le pusieron de ofrenda al todo poderoso macho alfa lomo plateado, ese que se esconde en los pantanos más profundos y mal olientes y que no aparece nunca, ni aunque lo llamemos a los gritos para que salve a nuestros hijos de una muerte segura, que de seguro se la va a dar, porque ese ser, ese dios del cielo, es el símbolo inconfundible e inexorable del mal sobre la tierra. por toda la eternidad entera.